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Mostrando entradas de 2014

Magia

Emilio: La verdad es que viendo la foto de tu amiga comprendo perfectamente que te haga sentir todo eso que me comentas, esas emociones tan intensas. Desde luego, salta a la vista que es una mujer muy hermosa y sensual. Tiene unos labios preciosos, unas manos finas y delicadas, una piel suave... Mario: ¿Sabes?, nos conocimos hace un mes, en el cumpleaños de una amiga en común, y no nos hemos vuelto a ver en persona desde entonces. Todas esas emociones tan intensas que te he comentado me las ha hecho sentir sin ponerme un dedo encima, a quinientos quilómetros de distancia, cuando hemos hablado por teléfono o por Internet. De hecho, lo que siento compartiendo con ella en la distancia supera en intensidad a lo que haya podido sentir con cualquier otra mujer cara a cara. Emilio: ¡Vaya, eso es admirable! Pues el día que os volváis a ver y os deis un abrazo... no imagino lo que podría ocurrir entre vosotros. Mario: Yo lo he imaginado tantas veces...

"By-pass"

Ainhoa: [...] ¿Y cómo te va en el trabajo? Lucía: Pues me pagan bastante bien, dentro de lo que cabe, pero mi jefa es insoportable. Es muy controladora y exigente. Me agobia mucho, la verdad. Ainhoa: Bueno... dentro de un año ya tendrás un nuevo trabajo, así que te librarás de ella, ¿no? Lucía: Sí, menos mal... Ainhoa: ¿Y qué tal está tu hija? ¿Sigue viviendo contigo?  Lucía: Precisamente, le he dicho esta misma mañana que como no cambie de actitud, mejor que se vaya a vivir con su padre. Es un desastre, y no colabora nada en casa. Sólo sabe pedir, pedir, pedir... y no da nada a cambio. Es que llevo fatal lo de su adolescencia... Ainhoa: ¿Y qué dice su padre? Lucía: No nos hablamos. Estoy muy dolida con él. Ainhoa: ¿Aún? Pero ya han pasado seis meses desde que os separasteis, ¿no? Lucía: Nunca le perdonaré lo que me hizo. Ainhoa: Mujer, pero... ¿tan grave fue? Porque yo creo que él no tuvo mala intención... Lucía: Mejor será que dejemos ese tema. E

Razón de ser

Unas águilas conversan... Kiee: ¿Os habéis fijado en esa águila nueva que merodea por aquí? Yii: Sí, es muy rara. Lleva varios días en el territorio y todavía no la he visto volar. Ghaa: Es muy extraño. No entiendo por qué no lo hace. Por cierto, ¿la habéis observado cazando en el lago? Kiee: Sí, se queda en la orilla y de vez en cuando atrapa algún pez con sus garras. Es asombroso. Jamás había visto un águila hacer algo así. Con lo fácil que sería volar y cazar desde el aire. Le daría muchísima ventaja. Yii:   Bueno... r econozcamos que es muy habilidosa pescando. Desde luego, no se muere de hambre. Está bien alimentada. Y se le ve fuerte. Incluso me atrevería a decir que parece feliz.  Kiee: Yo, a veces, la veo correteando a gran velocidad, y saltando. Se le da estupendamente lo de moverse por tierra. Otras, la descubro inspeccionándolo todo con curiosidad, mirando el entorno con entusiasmo, como si fuera la primera vez que ve un lago, o una montaña, o un bosque

La Tierra vista desde las inmediaciones de la Luna

Esta fotografía real (sin trucos) fue captada recientemente desde la sonda china Chang'e 5T1. En ella, se observa la cara oculta de la Luna, y, al fondo, nuestra madre Tierra. Sí, en esa pequeña canica azulada está todo aquello con lo que interactuamos a diario, todo aquello que nos pertenece, todo aquello de lo que formamos parte, todas las personas que conocemos. Todas nuestras vidas: nuestro pasado, nuestro presente, y, seguramente, nuestro futuro más inmediato. Ahí vivimos todos juntos: hombres, mujeres, niños, ancianos, ricos, pobres, negros, blancos, asiáticos, esquimales, musulmanes, judíos, americanos, españoles, australianos, profesores, carpinteros, policías, tiranos, asesinos, soñadores, creadores, amantes... Todos vamos en el mismo barco, con el mismo rumbo y en la misma dirección. Aunque a veces no lo parezca.

A una amiga

Gracias, amiga. Gracias por tantos momentos compartidos conmigo. Por los dulces, y también por estar ahí, tan cerca, en los amargos. Por aquellos alegres y divertidos, y por los que surgieron ante nosotros como un gran desafío, como una prueba de amor, que, al final, ambos superamos. Gracias por tu siempre inestimable ayuda, por ser mi socorrido recurso cuando los demás no alcanzan, por ser mi aliento en las fatigas y empuje en los avatares. Gracias por tu comprensión y por tu consideración, por tratar de no juzgarme, por esquivar los reproches y las críticas; por creer en mí, en mi palabra y en mi buena voluntad... a pesar de todo. Gracias por interesarte por mi vida, por mis inquietudes, por mis ideas, por mis proyectos y por mis sueños, y por contribuir, aportando tu grano de arena, a que estos últimos se hagan realidad. Gracias por tu simpatía, por tu frescura, por tu sentido del humor y por tu reconfortante sonrisa; cualidades, todas, que colorean mis días

Enamorado

20 de noviembre de 2014 Ahora mismo, me encuentro en un planeta que no se parece a ninguno que haya visitado anteriormente. Éste no admite comparaciones. Es, literalmente, otro mundo.  Lo primero que me llamó la atención de él, cuando llegué aquí hace dos meses, fue su aspecto azulado y brillante, destacando con ostentación en la vasta negrura del Cosmos. Y también, que estuviera recubierto irregularmente por una configuración de nubes vaporosas que sobrevuelan lentamente toda su superficie. Además, sobre la tierra firme, el Reino Vegetal se extiende con un manto de color verde intenso. Una característica que lo embellece aún más, si cabe. Este cuerpo celeste que algunos denominan Tierra es, además de especial, un lugar variopinto. Lo digo porque la vida se abre camino vigorosamente en sus océanos de agua líquida, donde nadan multitud de seres acuáticos; así como en el medio aéreo, donde vuelan criaturas aladas de todos los tamaños; y donde otros animales corretean,

Nada es imposible

Cerca del río Hudson, Manhattan, Nueva York. 15 de enero de 2009 Copiloto: ¡Comandante, las aves han impactado en los motores! ¡Perdemos potencia rápidamente! ¡Nos vamos a estrellar! ¡Dios mío! ¡Vamos a morir todos! ¡Esto es el final! Comandante: Todo va a salir bien. Todo va a salir bien. Nada es imposible. Todo va a salir bien... Señoras y señores, muy buenas noches y bienvenidos a "Noticias a las ocho", en el Canal 6. Esta misma mañana, el vuelo 1549 de US Airways ha sufrido un grave accidente. Poco después de haber despegado del aeropuerto LaGuardia, una bandada de gansos ha impactado contra los motores del Airbus A320, perjudicando severamente su funcionamiento. Sin embargo, la enorme pericia del comandante, el piloto Chesley Sullenberger, le ha facultado para llevar a cabo un portentoso aterrizaje de emergencia, acuatizando su aeronave sobre las gélidas aguas del río Hudson. Según todos los expertos, se trata de un gesto heroico y sin precedentes en la

El secreto de Héctor

5 de enero de 1972 Sargento de la policía política: ¡Levántate de la cama y vístete! ¡Te doy un minuto! Héctor: Pero, ¿qué es lo que he hecho? ¿Por qué me detienen? ¿De qué se me acusa? Sargento de la policía política: ¡Cierra el pico, si no quieres que te rompa los dientes, y vístete! 20 de septiembre de 1985 Periodista: Señor Lescano, imagino que es consciente del impacto que ha tenido en nuestro país, y en el mundo entero, su liberación. Una liberación que ha tenido lugar merced a la amnistía que le ha concedido el nuevo gobierno democrático. Usted, un poeta subversivo, ha estado preso durante más de trece años en una celda de dos por tres metros, con un pequeño ventanuco por el que apenas entraba la luz del Sol, y sin más contacto con seres humanos que con su propio carcelero. Pero lo sorprendente es que, a pesar de esta terrible experiencia de confinamiento, los informes periciales concluyen que usted no solamente disfruta de una excelente salud física s

Qué andarás haciendo...

¿Sabes?, hoy, no sé por qué, me he levantado muy feliz. Especialmente contento. Dispuesto a vivir el día con plenitud, sacándole todo el jugo. Saludando al Sol. Abierto. Dejándome amar por la vida... Para desayunar: tostadas con aguacate e infusión de romero. También he quemado algo de incienso. Me apetecía. Un placer, ya de buena mañana... Luego, trabajo en el despacho hasta las doce y media, más o menos. Y después, un paseo hasta los Jardines de Monforte. He hecho algunas fotos... Tras la comida, he subido a la terraza. Allí me he echado un rato en la hamaca, mientras escuchaba algunas piezas para violín de Vivaldi. Su música parecía hecha para un día como el de hoy. Total, que en uno de los allegros  más intensos me he acordado de ti. No por casualidad... Me pregunto qué andarás haciendo...

Pongamos que hablo de Valencia

A veces, caminando por la calle don Juan de Austria, disfruto al empaparme de ese ir y venir ajetreado de la multitud que transita por ella, de la gente que entra y sale de las tiendas, de la que cordialmente toma algo en las terrazas... Aunque subir al Miguelete un domingo por la tarde, sobre todo si es a finales del mes de junio, tampoco desmerece. Como disfrutar con emoción de esa perspectiva elevada de la ciudad, de la amplitud de miras que me ofrece mi querida, mi portentosa torre... Por otro lado, si me quedo sentado en los escalones de la Plaza de la Virgen un día cualquiera, sé que no necesitaré hacer nada más, porque estando en el corazón mismo de la ciudad, basta con observar a tu alrededor para deleitarte notando cómo la vida late y se encarna en cada cosa, en cada ser... De todos modos, si puedo elegir, elijo el mar. Tal vez porque encuentro algo mágico y único en lo costero: cuando escucho el crepitar de las olas en su vaivén, cuando me pierdo en su horizo

Miradas de fuego

Esta mañana de domingo nublado y desapacible, al levantarnos, te has colocado tu rebeca de color ocre, te has estirado las mangas hasta cubrir casi por completo tus manos y me has pedido que encendiera la chimenea, que tenías frío.  Al cabo de un rato, he echado en ella algunos troncos recios y un buen montón de agujas secas de pino; tal vez, demasiadas. Al deflagrar el combustible, unas llamaradas vigorosas y altas como espigas de cereal se han erguido súbitamente, irradiando un intenso calor que se ha expandido por todo el salón. Entonces, en ese preciso instante, te he mirado fijamente a los ojos, tú me has mirado fijamente a los míos, y los dos hemos ardido, por momentos, en una pira...

Tu singular idiosincrasia

Cuando llegan las mañanas del verano, sueles prepararte una infusión de hierbaluisa, salvia y cardamomo, con pimienta y un cubito de hielo. Te acercas al ventanal sur del dormitorio, te sientas en la ménsula y te la bebes sorbo a sorbo, muy despacio, mientras entonas esas canciones que te inventas, mirando sonriente cómo la brisa mece los chopos. Cuando me ves pensando en mis cosas con el ceño fruncido, rara es la vez que no te acercas a mí para darme un masaje que empieza en los hombros, se extiende por los brazos y acaba suavemente con tus manos haciendo el amor con las mías. Cuando juegas conmigo, nunca lo haces a medias. Más bien, te abandonas al momento, te entregas en cuerpo y alma a ese dulce e intenso compartir, con tu pasión de fuego, con tu locura. Nunca adoptas lo ya inventado. Nunca repites las palabras de otros. Simplemente, ríes, bailas, tocas y sueñas despierta conmigo.

Conversación entre la mano izquierda y la derecha

Derecha: ¡Hola! Izquierda: ¡Hola! ¿Qué tal? Derecha: Pues aquí, manipulando un poco. ¿Y tú? Izquierda: Manoseando al gato. Tenía ya unas ganas... Derecha: Cuánto tiempo sin verte. No sabes lo que me alegro de que por fin te hayan quitado la escayola. Ha pasado más de un mes y medio, ¿no? Izquierda: ¡Uf!, sí, se me ha hecho eterno. Ni te imaginas el agobio que he pasado. Derecha: Imagino... ¿Y ya estás completamente restablecida de tu proceso? ¿Te has curado del todo? Izquierda: Sí, afortunadamente los huesos ya han soldado y está todo en su sitio. Ahora he de hacer ejercicio para recuperar completamente la movilidad. Derecha: Qué mala sombra lo que te ocurrió, ¿eh? Me siento un poco responsable. Izquierda:   No te preocupes. Simplemente, resbalamos; pero tú tuviste la suerte de poder agarrarte a la cuerda. De todos modos, ya ha pasado. [...] Y a ti, ¿cómo te ha ido en mi ausencia? Derecha: Te he echado mucho de menos. ¿Sabes?, durante todo este tiemp

"Será que no tiene que ser".

Desde hace años, oigo mucho esta frase en algunos de los círculos en los que me muevo. Y lo peor es que la oigo por boca de personas que se enfrentan a determinadas situaciones desafiantes y que la pronuncian a la primera de cambio, a poco que ven ciertas dificultades u obstáculos en el camino, con la justificación de que Si esto no fluye, será que no tiene que ser. Veamos cómo podría haber sido la historia de la Humanidad si algunos de los artífices de avances científicos o tecnológicos, revoluciones sociales o hechos históricos trascendentales hubieran pronunciado esta susodicha frase a la primera de cambio. 1) Thomas Alva Edison. En el proceso de inventar una bombilla eléctrica comercial y al alcance de todo el mundo. Junio de 1877: Ayudante: Señor Edison, lleva cuatro días y dos noches sin dormir, probando distintos filamentos para su bombilla, y todos terminan quemándose en cuestión de segundos. ¿Por qué no lo deja ya? ¿No se da cuenta de que aún no ha llegado el

Naturaleza interior

Mi vida es Sol. A veces, nubes silentes que acarician el cielo. Y un mar de fondo cuyo vaivén murmura cotidianamente. Un ancho mar interior que, de tarde en tarde, ruge con tempestuosa fiereza.

Canto rodado

En un tiempo pretérito y muy remoto, yo era parte integrante de la roca madre de un acantilado. Por aquel entonces, los embates de las olas, que arremetían con fuerza en las escarpadas paredes de la titánica mole, socavaban progresivamente su estructura de arenisca, provocando algunos desprendimientos que caían a su base. Recuerdo que yo me encontraba entre esos trozos de roca fragmentada, y que mi tamaño era similar al de una pequeña medusa. Mi apariencia, amorfa, llena de aristas cortantes y vértices puntiagudos; y mi textura basta, áspera y rugosa. Como decía, al desprenderme de la roca madre, caí a su plataforma de abrasión, tal cual una piedra en bruto. Allí, seguí sometida durante milenios al continuo arrastre y al empuje del oleaje, y también al desgaste que provocaba en mí el roce y los choques con otras piedras. Así pues, de esa manera, con tiempo suficiente de por medio, fui puliéndome. En el momento presente, he adquirido una forma completamente redondea

El Mar de Evania

Los dioses fueron generosos conmigo y lo agradezco. Me concedieron la gracia y la dicha de nacer en las altas montañas del continente Emagna, en el poblado Arance, junto a un río, el Inomai: el más largo, caudaloso y hermoso del mundo. Decían los ancianos de la tribu que un ser humano cualquiera necesitaría, al menos, quince años de su vida para recorrerlo de principio a fin, y que al final de su itinerario había algo llamado mar. Ólcar,  el Intrépido , que vivió más de ciento cincuenta, llegó hasta el mar y regresó a nosotros para contarlo. Sus relatos acerca del él me sonaron tan fascinantes, tan embriagadoras sus descripciones, que, desde entonces, cada día de mi vida, soñé con ir allí para verlo con mis propios ojos. Largo tiempo atrás, un buen día de primavera, justo con el comienzo del deshielo, construí una canoa y emprendí mi recorrido por el Inomai... Recuerdo el principio de todo: el nacimiento en la falda del monte Opisrán. Aquellas aguas frescas y clara

"Próxima parada: Colón".

Me viene a la memoria aquel día de verano, cuando quedamos en Seronia. Era la primera vez que nos veíamos cara a cara. Lo recuerdo como si fuera ayer. Al mediodía, caminábamos por los jardines del Parque de Oriente, junto al lago. Hacía un calor asfixiante, y yo con manga larga... El caso es que, en un momento dado, te dije: Lo que yo daría por poder bañarme en ese lago. Y tú, sin dudarlo, te lo tomaste al pie de la letra: me empujaste y caí al agua. ¡No me lo podía creer! Tú siempre tan formal, tan comedida, tan considerada, y, de repente, ese quiebro. Por un segundo, al ver tu expresión burlesca mirándome desde el embarcadero, pensé: Lo nuestro no puede funcionar. ¿Es que no se ha dado cuenta de que mi reloj no es sumergible? Sin embargo, acto seguido, te tiraste tú también, te abrazaste a mí y me besaste. Y a partir de aquel momento, supe que la vida contigo sería una aventura emocionante llena de inesperadas sorpresas.  - Mamá, mira, en el asiento de ahí enfrente hay un c

Los hombres tenemos algo pendiente con las mujeres

Cuando tomo conciencia de algo, más tarde o más temprano, me siento impelido a actuar en consecuencia. Y a lo largo de este verano, debido a una serie de circunstancias, he tomado conciencia de un hecho que para mí tiene una importancia capital en mi vida: que los hombres tenemos una deuda de gratitud y una gran asignatura pendiente con las mujeres. A lo largo de miles y miles de años, el patriarcado machista que ha imperado (y que aún impera) en la Tierra, y que ha dominado nuestra sociedad, ha tratado a la mujer, no como un ser humano inteligente, consciente, sensible (capaz de sentir) y con alma, sino, más bien como un objeto para ser utilizado. Y en virtud de esta consigna, los hombres han abusado lo que no está escrito de ellas. Sí, las han esclavizado, violado, torturado, humillado, vilipendiado, maltratado, subyugado... Aunque lo peor es que en pleno siglo XXI siguen haciéndolo.  Como os decía, este verano he tenido mucho tiempo para reflexionar sobre esto, pero en

Tierra y Cielo

Han pasado tres mil setecientos millones de años desde aquello, pero parece que fue ayer... Por aquel entonces, mi primer supercontiente, Vaalbará, se había separado de las aguas del gran superocéano Mirovia. Yo era tierra. Tierra firme, y agua, y aire... y fuego volcánico. Un buen día de aquella era, miré al cielo y sentí que éste me envolvía amablemente, como un manto protector. Y sentí, además, que yo lo amaba: su luz, su calor, su color rojo, su inmensidad. Y sucedió después, al observarlo con detenimiento, que descubrí en él las primeras nubes de mi historia. Sí, las vi levantándose por mi calor interno, cobrando forma, adquiriendo consistencia y condensándose poco a poco. Se configuraban de un modo espontáneo, agrupándose entre ellas y volviéndose cada vez más densas. Hasta que llegó el momento, ese preciso momento, en que sentí que mi amor era correspondido, que el cielo también me amaba a mí.  La interacción entre él y yo empezó aquel mismo día, justo después d

Como la noche y el día

Ella: Precioso: estoy muy sorprendida contigo.  Él: Ah, ¿sí? ¿Y eso? Ella: Fíjate bien: a mí me gusta vestir a lo hippie y a ti de marca hasta en los calzoncillos, yo soy vegetariana y tú adicto a las hamburguesas, yo voy a la filmoteca y tú a los cines multisalas, yo viajo con mochila y tú con maleta, yo digo tacos a menudo y tú ni por saber morir, yo escucho a los Ramones y tú a María Callas… Él: ¿Y qué? Ella: Pues que no lo entiendo. ¿Por qué te atraigo tanto? Él: Por cómo me siento cuando estoy contigo, preciosa.

Luz y sombra

Cafarnaúm, Galilea, año 32 de nuestra era. Zaida: …todavía me siento impactada. Nunca había conocido a un hombre así. ¿Te has fijado en su mirada, en su luz? Yeshua: Sí, a mí también me ha impresionado. Tenía algo muy especial. Como una aureola de bondad y magnificencia que le envolvía. Su voz redonda, y a la vez suave… Aharon: Para mí, su discurso rebosa amor por los cuatro costados. Cuánta verdad he hallado en sus palabras. Y qué gran desafío el que nos plantea: amarnos los unos a los otros, como hermanos. Daniel: Yo he podido acercarme a él al final. Zaida: Ah, ¿sí? ¿Y qué has sentido? Daniel: No sabría explicarlo con palabras. Algo... extraordinario. Nunca alguien había despertado en mí algo así. Jerusalén, Judea, año 33. Wafiq: ¿Os habéis enterado de lo que ha ocurrido esta mañana en el templo? Sara: Sí, yo estaba justo al lado. Un hombre joven ha irrumpido gritando, y luego se ha dirigido en dirección a los cambistas y vendedores de palomas,

Amor incondicional

En la Facultad de Biología, a primera hora de la mañana, en el aula E, toca clase de Botánica. El catedrático está haciendo algunas preguntas a los alumnos presentes... Catedrático: Señor Miraños, ¿puede decirnos usted en qué consiste el fototropismo positivo en una planta, si es tan amable? J. Miraños: Consiste en una respuesta del vegetal ante un estímulo luminoso. En el caso del positivo, éste se da cuando la planta crece en dirección a la fuente de luz. Catedrático: Muy bien; muchas gracias. [...] ¿Y puede decirnos, señora Olmos, cuál es el fototropismo positivo más extendido en la Naturaleza? M. Olmos: Sí, el crecimiento de las plantas y el movimiento de sus hojas en dirección al Sol. Catedrático: Correcto. Así es. [...] ¿Y puede decirnos, señora Yuste, qué obtiene la planta en ese movimiento fototrópico hacia la luz del Sol? I. Yuste: El máximo aprovechamiento de la energía solar.  Catedrático: Óptima respuesta. [...] Y díganos usted, señora Costa, ¿

La mujer del parque

En aquel parque regio el tiempo preotoñal ya se dejaba sentir con sus colores ocres y su hojarasca. Ella vestía unos pantalones largos, no muy ajustados, una blusa de dos tonos a juego, con un pañuelo anudado al cuello, una chaqueta fina entallada, de punto y color oscuro, y unas bailarinas calzando sus pies. Ninguna porción de su cuerpo ni de su piel se entreveía o insinuaba. Quedaban desnudos sus tobillos y sus manos; únicamente. Ni rastro de maquillaje en su rostro, ni de carmín en sus labios, o de sombra alguna en sus ojos.  Caminaba con pausa, junto al lago, envuelta en un aura de dignidad, plenitud y hermosura. Y de vez en cuando, al mirarla yo de reojo, me devolvía ella la mirada, sonriendo tímidamente. Lo demás, entre nosotros, era puro silencio. Silencio y una cálida brisa. Yo sentía cómo su esencia de mujer traspasaba las fronteras inherentes a su cuerpo, las de la materia que la envolvía, las de la distancia física, y cómo alcanzaba mi propia alma para

Máximo

Año 180 d. C. Cerca de Vindobona, Germania. El general hispanorromano Máximo Décimo Meridio, comandante de los Ejércitos del Norte, general de las Legiones Felix y leal servidor del emperador Marco Aurelio, lidera al ejército romano hacia una importante victoria sobre las tribus germánicas… Quinto Cornelio:  ¡Mañana es el gran día, mi general! ¡Una nueva victoria nos aguarda! ¡Brindemos por la gloria de Roma! General Máximo: Mañana, al salir el Sol, desertaré. No entraré en combate. Quinto:   No has bebido aún, mi general, y ya pareces ebrio. ¡Jajaja! Máximo:   Estoy sobrio, mi buen amigo centurión. Y no bromeo. Quinto:   Entonces... ¿te apetece explicarme tu decisión, mi general? Máximo: Con gusto te la explico. Verás, Quinto, llevo viviendo una guerra interna desde hace días. Una guerra que ha sacudido mi alma hasta sus cimientos. Y al final, en esa lid, ha vencido el amor. El amor hacia mí mismo y hacia los germanos. Quinto: No te comprendo.   ¿Pero qué

Ciudadanos del Universo

De: Pablo Para: Lucía Asunto: Mi casa Hola Lucía: Ya que me lo preguntaste en tu último correo, y teniendo en cuenta que en menos de una semana te alojarás en ella, paso a describirte mi casa. Sin entrar en detalles, sólo para que te hagas una idea. Verás, la planta del edificio se divide en dos niveles: al superior se llega mediante una escalera helicoide de madera y metal cromado, distribuyéndose en él tres habitaciones, cada una con su propio cuarto de baño y dos de ellas con terraza. En el inferior, hay una zona amplia que abarca el salón, la cocina, el comedor y mi despacho. Todos ellos rodean a un terrario central que también hace de tragaluz.  Los ventanales llaman la atención por su diseño atípicamente ovalado, por su gran formato y porque prestan un aspecto muy singular a la vivienda. Como si poseyera unos grandes ojos capaces de verlo todo. Si decides salir al exterior por su puerta trasera, accedes a un jardín estilo japonés con una piscina