Imagino que estaréis al tanto de la mala fortuna por la que atraviesan los aviones oficiales de la Fuerza Aérea Española (encargados de transportar a la Familia Real y a los miembros del Gobierno), también denominada Flota del 45 Grupo del Ejército del Aire. Estamos hablando de seis averías en menos de un año. La última de ellas, para más señas, tuvo lugar ayer mismo, en el vuelo del ministro Margallo hacia Bali, durante una escala técnica en Abu Dabi.
Más allá de las peculiaridades de cada uno de ellos, todos estos contratiempos tienen dos denominadores en común:
1) Fuerzan a las aeronaves a demorarse en tierra o a aterrizar de emergencia para poder efectuar las necesarias reparaciones.
2) Obligan a sus usuarios (Familia Real y miembros del Gobierno) a retrasar la llegada a sus respectivos destinos.
De esta situación reiterativa se desprenden, a su vez, dos interesantes metáforas a modo de moraleja:
1) Familia Real y miembros del Gobierno: ¿no creen que sería conveniente que dejaran su estilo de vida de altos vuelos y pusieran de una vez por todas los pies en el suelo? Es decir, que aterricen, que bajen del Olimpo de los Dioses a lo terrenal.
y 2) Por mucho que algunos de ustedes repitan como un mantra, y vendan la idea de Todo a 100 de que España va en la buena dirección y que la crisis ya ha terminado, el hecho constatable es que esos anfitriones que les esperan en sus aeropuertos de destino, seguramente dirán de ustedes: Otra vez los españoles llegan con retraso. Porque, efectivamente, los españoles llevamos un retraso manifiesto a nivel europeo y mundial (como en la época dorada de su amado caudillo). Así pues, ¿no creen que también les vendría bien un poco de humildad para reconocer la realidad tal cual es, aunque sólo sea por solidaridad con el conjunto de españoles que aún sufren el azote de la penumbrosa coyuntura económico-social (por no llamarlo crisis)?
Mi propuesta, miembros de la Familia Real y del Gobierno, es que vendan esos aviones como chatarra y donen el dinero a fondos sociales gestionados por gente honrada (sírvanse de mirar en el diccionario de la RAE lo que significa esta palabra).
Y, por lo demás, quizá no sería una mala idea que cambiaran su billete de clase preferente en vuelo privado por uno de turista en Ryanair.
Puestos a hacer recortes...
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