Ir al contenido principal

Las dos caras de la moneda



Año 1943

Peter: Papá, en el colegio un amigo me ha preguntado que en qué trabajas y no he sabido qué contestarle. Bueno... le he dicho que eres como un profe de física pero que en vez de dar clase inventas cosas en un laboratorio. Y también le he dicho que trabajas para el gobierno.
Robert (Oppenheimer): Pues con eso es más que suficiente.
Peter: ¿Pero qué haces en ese laboratorio? Tengo curiosidad.
Robert: No te lo puedo contar, cariño; es un secreto.
Peter: Pero dime algo, venga, por favor...
Robert: Mira, Peter, sólo te puedo decir que lo que estoy haciendo es inventar un artefacto que servirá para salvar muchas vidas humanas, para mantener la paz en el mundo y para que nadie nos haga daño. Se trata de algo que tiene una energía y una fuerza tremendas, como no te imaginas, casi como el Sol.
Peter: ¿Y le has puesto nombre?
Robert: Sí, se llama "Niño pequeño" ("Little Boy"), como lo que tú eres, mi amor.


Año 1988

Asaka: ...y ahora, si es tan amable, ¿puede contar a nuestros telespectadores qué es lo que recuerda de aquel día, Yoshiko? ¿Cómo empezó todo?
Yoshiko: Sobre las ocho de la mañana escuchamos una gran explosión. El cielo se oscureció de repente y sobrevino una tremenda onda expansiva que instantáneamente barrió la ciudad, arrasándola por completo. Yo me eché sobre el suelo, cerré los ojos y cubrí mi cara con los brazos. Pero aun así, pude sentir esa luz cegadora deslumbrándome y el calor infernal quemándome la espalda. A los pocos segundos, abrí los ojos, giré mi cabeza y pude ver el hongo gigante en el cielo. Era de color gris y púrpura, y tenía un núcleo ardiente de color rojo intenso. Era increíblemente bello, y, al mismo tiempo, aterrador.
Asaka: ¿Y había gente a su alrededor?
Yoshiko: Sí, algunas personas: niños con sus madres, de camino a la escuela; ancianos sentados en un banco, comerciantes abriendo sus negocios...
Asaka: ¿Y cómo estaban? ¿Cómo les había afectado la explosión?
Yoshiko: Muchas de las personas que había a mi alrededor... tenían una apariencia... bueno... tenían la piel de color negro. La bola de fuego les había alcanzado de lleno. Pero, a pesar de ello, algunas seguían vivas. Se les había quemado el pelo y lo habían perdido. Era tal su aspecto que, a primera vista, costaba saber si les estabas mirando de frente o de espaldas... Caminaban dando tumbos con sus cuerpos desfigurados, con enormes heridas abiertas o llagas sangrantes... y la carne les colgaba a trozos. ¿Sabe?, si yo sólo hubiera visto a una o dos de estas personas tal vez no habría tenido una impresión tan fuerte, pero adondequiera que miraba veía legiones de quemados y mutilados. Parecían fantasmas caminando...
Asaka: Y ahora, señora, con la perspectiva del tiempo transcurrido, ¿qué piensa de todo lo sucedido? ¿Cómo se siente?
Yoshiko: Todavía, en el momento presente, siento el dolor, la rabia y la tristeza. Y me parece irónico que un artefacto con el nombre de "Niño pequeño" fuera capaz de sembrar tanta muerte y destrucción en unos pocos segundos, que fuera capaz de desatar aquella terrible tragedia, aquel holocausto infernal...

Comentarios

Entradas populares de este blog

Vaalbará

Pangea fue un supercontinente que se originó hace 300 millones de años y que al fragmentarse (unos 100 millones de años más tarde) dio lugar a Gondwana y Laurasia , los dos protocontinentes precursores de los que existen hoy en día. Sin embargo, a lo largo de la historia de la Tierra han existido otros supercontinentes antes de Pangea ( Pannotia, Rodinia, Columbia, Atlántica, Nena, Kenorland, Ur ...), los cuales fueron fragmentándose y recomponiéndose en un dilatado ciclo de miles de millones de años. El primero de esos supercontinentes se denominó Vaalbará . Vaalbará es un vocablo hibridado que resulta de fusionar los nombres Kaapval y Pilbara , el de los dos únicos cratones arcaicos que subsisten en la Tierra (los cratones son porciones de masa continental que han permanecido inalteradas -ajenas a movimientos orogénicos- con el paso del tiempo). La Tierra hace 3.600 millones de años. Y el supercontinente Vaalbará conformado en medio del supe...

Catalina y Miguel: una historia de amor.

Valencia, 15 marzo de 2014. Torre de Santa Catalina: Miguel, ¿cuánto tiempo hace que nos conocemos? Torre de El Miguelete: Poco más de trescientos años, Catalina. Catalina: Aún me acuerdo de cuando nací, a principios del siglo XVIII. ¿Te acuerdas tú? Miguel: Por supuesto que me acuerdo. Llevaba mucho tiempo solo, aquí, en medio de la ciudad, y entonces, poco a poco, fuiste apareciendo tú. No imaginas cuánto me alegré de tu llegada. "Por fin una torre como yo, cerca de mí", pensé. Catalina: Cuánto ha cambiado Valencia, ¿eh?, a lo largo de todos estos siglos... Se ha convertido en una metrópoli muy grande, enorme, y bulliciosa, incluso los seres humanos han construido máquinas voladoras que surcan sus cielos. Es increíble, ¿verdad?, de lo que son capaces las personas... Miguel: Yo llevo mucho más tiempo que tú en la urbe. Antes, incluso, de que los hombres de estos reinos llegaran a las Américas. Tú aún no habías nacido. Aquellos pasaban por ser tiempos ...

Los objetos tienen alma

En mi opinión, decir que los objetos no tienen vida es incierto. De hecho, muchas veces se alude a su vida útil para referirse a su duración en el tiempo. Y si uno se para a pensarlo, también poseen una fecha de fabricación, un nacimiento,  y un final (a veces, denominado caducidad ). Exactamente igual que un ser vivo. Es verdad que no son orgánicos y que no pueden reproducirse. Pero sí que lo es que cumplen una función de relación con su entorno, tal como la cumplen los seres vivos. ¿Acaso tú no te relacionas con tu móvil o con tu ordenador y ellos contigo? ¿Acaso no intercambiáis miradas e información? ¿Y no es cierto que tú también te relacionas con tu ascensor cuando pulsas un botón... y él te obedece? ¿A que él te va dando información en una pantalla de la planta en la que te encuentras en cada momento? ¿Y no es eso un intercambio? ¿No es una función de relación? O cuando te subes en tu coche: tú manejas el volante, las marchas, los intermitentes, aprietas boton...