Átomo de hidrógeno Alfa: Tu rostro me resulta familiar. ¿Cómo te llamas?
Átomo de hidrógeno Beta: Hidrobeta. ¿Y tú?
Hα: Hidroalfa.
Hβ: Bonito nombre. ¿Sabes?, es la primera vez que te veo, pero es como si te conociera de toda la vida.
Hα: ¡Vaya!, yo siento lo mismo, Hidrobeta. ¿Y qué haces tú por aquí?, si se puede saber.
Hβ: Flotar en el espacio interestelar, como tú, supongo.
Hα: ¿Cuántos años tienes?
Hβ: Catorce mil millones. ¿Y tú?
Hα: Yo sólo seis mil quinientos años.
Hβ: Eso es muy poco. ¿Cómo es posible? ¿Cuál es tu historia?
Hα: Provengo de un planeta llamado Tierra. Allí me fabricaron en una industria para luego utilizarme como combustible en una nave espacial. El caso es que cuando la nave abandonó la órbita terrestre hubo una pequeña fuga en el tanque de confinamiento donde yo estaba, y salí al exterior. Y desde entonces llevo miles de años vagando por el espacio interestelar.
Hβ: Es una historia interesante. Muy diferente a la mía. Y, sin embargo, aquí estamos los dos, tan ricamente.
Hα: Es extraño, te parecerá una locura lo que voy a decirte, Hidrobeta, pero siento que me caes de maravilla. Y sólo hace cincuenta milisegundos que te conozco.
Hβ: Eso es la resonancia.
Hα: ¿Resonancia? ¿Qué es eso?
Hβ: A mí también me pasa contigo. Es... simplemente... que te veo y vibro. Algo en mí se estremece intensamente. Por ejemplo: cuando observo el electrón que tienes en tu corteza. Es fantástico. Gira a una velocidad tremenda. Apenas puede verse su estela.
Hα: Gira tan deprisa por que tú estás cerca, y lo aceleras...
Hβ: ¿Sabes, Hidroalfa?, te siento en mi protón, en lo más profundo de mi núcleo. No sé por qué, porque no sé casi nada de ti, pero así es.
Hα: Me encantaría poder abrazarte.
Hβ: Aquí no podemos.
Hα: ¿Por qué no? ¿Dónde está el problema?
Hβ: Entre tú y yo, pese a la mutua atracción, existe una gran barrera.
Hα: ¿Y a qué barrera te refieres, Hidrobeta?
Hβ: A la fuerza electrostática. Es una poderosa energía que genera repulsión.
Hα: ¿Y qué podemos hacer para abrazarnos? ¿Cómo podríamos solucionarlo?
Hβ: Es complicado... porque para que tú y yo pudiéramos abrazarnos harían falta enormes cantidades de calor.
Hα: Enormes cantidades de calor...
Hβ: Así es... No me refiero a un simple fuego. Estoy hablando de millones de grados de temperatura. Muchísimo calor, Hidroalfa, un tipo de calor difícil de imaginar. Un calor tal que sea capaz de romper esa barrera.
Hα: ¡Ya lo tengo!
Hβ: ¿Qué pasa?
Hα: ¡Necesitamos una buena estrella!
Hβ: ¡Es cierto! ¡Qué tonta he sido! ¡No había caído!
Hα: Tengo entendido que en este sistema estelar donde nos encontramos ahora hay una estrella que alcanza más de quince millones de grados en su núcleo. Se llama Sol.
Hβ: ¡Es una magnífica idea, Hidroalfa! Aunque... hay algo que deberías saber primero.
Hα: ¿Qué es ese algo?
Hβ: Pues que... en el núcleo del Sol conseguiremos abrazarnos, sí, pero ese abrazo será para siempre. Además, tendremos que renunciar a algo muy importante.
Hα: ¿A qué?
Hβ: Tú dejarás de ser tú y yo dejaré de ser yo. Seremos uno solo. Nos convertiremos en algo completamente nuevo, que será una fusión de ambos.
Hα: ¿En una fusión de ambos?
Hβ: Sí, mi amor, en helio.
Me ha encantado, es muy original. Nunca lo habría pensado desde ese punto de vista...
ResponderEliminarCelebro que te guste. Gracias por visitarme. Saludos.
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