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Conversación canina


Tobi: Siempre me he preguntado por qué los perros somos los mejores amigos del ser humano.
Sultán: Pues está claro, Tobi, porque los humanos no entienden nuestro idioma perruno de ladridos. Y como creen que nunca les llevamos la contraria...
T: Sí, es verdad; y también porque disfrutan mandando sobre nosotros. 
S: Efectivamente. A lo que yo añadiría que a menudo se encuentran faltos de cariño, así que en cuanto les damos un poquito, ya nos los metemos en el bolsillo.
T: Muy cierto. Todo eso que obtienen de nosotros, difícilmente pueden encontrarlo en las personas. Ni siquiera en sus propias parejas: fidelidad, sumisión, cariño, ausencia de discusiones... Por eso nos quieren tanto.
S: Así es, Tobi. Así es.
T: ¿Pues sabes una cosa, Sultán?, algo que he estado pensando últimamente es que empieza a resultarme bastante incómodo lo de llevar correa. Siempre tenemos que ir por donde le parece bien a nuestro amo, y si nos salimos de la trayectoria que él va marcando o hacemos un amago de escapar, en seguida, ¡zas!, tirón. Mira que me da rabia que tiren bruscamente de mi correa. Un respeto, ¿no?
S: Sí, Tobi, a mí también me fastidia. Pero si te fijas bien, muchísimos de ellos también llevan una correa al cuello.
T: ¿Te refieres a ésas que son de tela y de colores y que normalmente llevan los hombres?
S: Sí, exactamente, a ésas me refiero.
T: Sí, son parecidas a las nuestras, pero ellos, por lo menos, son libres, sólo las llevan colgando y ya está. Quiero decir que... no hay nadie que tire de ellas para que no se escapen o para indicarles por dónde tienen que ir.
S: ¿Estás seguro?

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