Mamá: Cariño, nuestro hijo no deja de sorprenderme. Ayer lo vi llevándole agua y lavándole la ropa a esa anciana que vive en la entrada de la aldea. Es que la pobre mujer apenas puede moverse ya... Y esta mañana me ha dicho que le gustaría ir a la leprosería para servir a los enfermos, que no entiende por qué nadie quiere acercarse a ellos. Le he visto tan apenado... ¡Pero, si sólo tiene ocho años!
Papá: Sí, es un niño muy especial. En verdad te digo que nuestro hijo personifica una clase de bondad como nunca antes había visto en un ser humano.
Mamá: ¿Sabes?, anoche tuve una pesadilla horrible. Soñé con él, aunque era mayor. Tenía unos treinta años. Le veía rodeado de gente, mucha gente, pero luego, en un momento dado, unos hombres le...
Papá: No te apures, preciosa. Todo está bien. Sólo fue un mal sueño. Eso es todo. Ahora estamos juntos y somos felices. Disfrutemos de su compañía.
Mamá: ¡Mira, por ahí viene!, tan sonriente como de costumbre.
Papá: Jesús, amor, ¿puedes venir a ayudarme a la carpintería?
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