Existe una expresión en castellano, muy usada, que, sin embargo, no termina de convencerme cuando se emplea en según qué casos: Vale la pena.
Por ejemplo, si yo digo: Merece la pena votar a un político corrupto, la frase tiene mucho sentido, tiene lógica, porque si le votas, más tarde o más temprano te dará pena. Lo lamentarás.
O si digo: Vale la pena que aproveches esta oferta y compres un paquete de azúcar blanco por veinte céntimos, también tiene mucho sentido. Porque da pena perder masa ósea, debilitarte, arruinar tus defensas y alterar tu sistema nervioso por consumir un comestible venenoso que no contiene ni un átomo de alimento, y que además roba nutrientes de tu cuerpo.
Sin embargo...
...si yo tengo un hueco por la tarde y decido ir a la playa a dar un paseo, eso no es algo que valga la pena, porque no me va a dar ninguna pena hacer algo saludable y placentero. Eso vale la alegría. ¿Me explico?
Como tampoco tiene mucho sentido decir: Vale la pena tratar con cariño a las personas. Más que nada, porque tratar con cariño a los demás no es algo que dé pena. Da alegría. Alegría al que trata con cariño a los demás y alegría a quienes lo reciben. Así de simple. Ahí, la pena no pinta nada. Simplemente, sobra.
O si por una de aquellas, yo elijo compartir tiempo con una persona con la que disfruto, con la que me siento feliz y contento, ¿cómo puedo decirle: Vale la pena estar contigo?
Lo que vale es la alegría.
Alegría, no pena.
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