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Mostrando entradas de abril, 2015

La autoestopista

Ella: Hola, ¿adónde vas? Él: Hacia el sur. Ella: Vale, pues entonces me subo. Yo también voy hacia allí. Él: Sí, sube y deja tu maleta en el asiento de atrás. Ella: Muy bien. [...] Por cierto, yo me llamo Noelia, ¿y tú? Él: Karel. Ella: Encantada. [...] ¿Sabes?, me he fijado que has puesto el intermitente a unos trescientos metros de donde yo estaba. ¿Ibas a pararte para recogerme sin tan siquiera haberme visto la cara? Él: Sí, iba a pararme porque sopla viento del sur, y yo circulaba muy despacio con el coche. Así que me ha llegado el olor de tu perfume en la distancia. Me gusta cómo huele Lolita Lempicka. Es muy dulce, con un aire como de adolescencia. Así que he pensado que tú serías una mujer amable y con cierta frescura. Una agradable compañera de viaje. Ella: ¡Vaya, cuánta información sobre mí a trescientos metros de distancia! Y encima entiendes de perfumes. Me sorprendes, Karel. Él: Simplemente, me fijo en las cosas que me gustan y las recue

Vivir del aire

Desde que tengo memoria, vivo del aire. Me dejo llevar. Voy, según sopla el viento: Cierzo, Jaloque, Mistral, Monzón, Poniente, Siroco... Viajar está escrito en mi naturaleza. Es mi esencia. Soy itinerante: Islandia, Nigeria, Nueva Zelanda, Noruega, Japón, la estepa Siberiana... Lo mío es volar. Sin alas. Cuestión de ligereza, de altura, de avance: Mares, llanuras, cordilleras, bosques, hielos glaciares, desiertos como el infinito... Mi vida rebosa amaneceres, soles que suben y bajan, ocasos preciosos que ni te imaginas. Mi vida es color: Blanco, azul, gris perla, negro, naranja, rojo de fuego... No me apego a las formas. Me adapto. Al momento, al clima, al espacio, al tiempo: A veces, me vuelvo alta y voluminosa; otras, plana y redondeada. A veces, me encojo; y otras, me estiro despacio, hasta deshilacharme. A veces, me cargo de agua. Y otras, me derramo sobre el mundo. Son cosas de nubes...

Las dos caras de la moneda

Año 1943 Peter: Papá, en el colegio un amigo me ha preguntado que en qué trabajas y no he sabido qué contestarle. Bueno... le he dicho que eres como un profe de física pero que en vez de dar clase inventas cosas en un laboratorio. Y también le he dicho que trabajas para el gobierno. Robert (Oppenheimer): Pues con eso es más que suficiente. Peter: ¿Pero qué haces en ese laboratorio? Tengo curiosidad. Robert: No te lo puedo contar, cariño; es un secreto. Peter: Pero dime algo, venga, por favor... Robert: Mira, Peter, sólo te puedo decir que lo que estoy haciendo es inventar un artefacto que servirá para salvar muchas vidas humanas, para mantener la paz en el mundo y para que nadie nos haga daño. Se trata de algo que tiene una energía y una fuerza tremendas, como no te imaginas, casi como el Sol. Peter: ¿Y le has puesto nombre? Robert: Sí, se llama "Niño pequeño" ("Little Boy") , como lo que tú eres, mi amor. Año 1988 Asaka: ..

La Torre de la Reina

Hace poco, en nuestro primer encuentro, subimos a la Torre de la Reina, a lo más alto. Yo le había dicho un día antes, susurrándole al oído y cogiéndole las manos: Preciosa,  t e voy a llevar a un sitio que te encantará y donde disfrutarás de una perspectiva elevada de la realidad.   A un lugar que encaja perfectamente contigo. Lo recuerdo como si fuera ayer... Los toques de la campana de la espadaña habían dado las ocho de la tarde, y el Sol ya se desplomaba hinchado y teñido de rojo por el horizonte. Ella estaba apoyada en la crestería de piedra que sirve de barandilla, mirando al infinito; y yo, a su vez, la miraba apacible y sonriente. En sus ojos marrón oscuro, como en un espejo hecho de abismos, veía reflejado el cielo salpicado de cirros, las montañas altivas rodeando la ciudad que nos acogía, la inmensidad abrupta del mar Mediterráneo, el mundo entero condensado en sus pupilas... En ellas podía observar, como en un antiguo celuloide, escenas fugaces de otras vidas

Catenaria y Pantógrafo

Catenaria: Línea aérea de alimentación, en forma de cable, que transmite energía eléctrica al tren. Pantógrafo: Mecanismo articulado que transmite la energía eléctrica desde la catenaria hasta la locomotora. --------------------- A medio metro de distancia el uno del otro (0 Km/h.). Catenaria: Hola. Eres nuevo en esta línea de alta velocidad, ¿no? Pantógrafo: Sí, y tú también, por lo que parece. C: Sí, terminaron el tendido la semana pasada. P: ¿Cuánto voltaje llevas? C: Veinticinco mil voltios. P: No está nada mal. Eso puede dar mucho de sí... C: Seguro... [...] Por cierto, hoy es día de pruebas, ¿verdad? P: Así es. Y comenzamos en cinco minutos. Contacto (0 Km/h.). Catenaria: Pantógrafo, de ti no voy a poder decir que te sales por la tangente. Pantógrafo: No, no creo que puedas decir eso de mí. Pero sí puedes decir, a partir de este momento, que tenemos un punto en común. C: Sí, es un punto pequeño, pero la verdad es que

La estrategia

Alberto: Eres cruel, amigo mío. La pobre Ariadna siempre te dice que no le pongas perejil a la ensalada, que luego se le queda pegado a los dientes y le cuesta mucho quitárselo. Y tú vas y le pones un buen puñado entremezclado con la remolacha, que sabes que le encanta. Te gusta hacerle la puñeta, ¿eh? Félix: ¿Te has fijado en los labios que tiene? Me gusta mirarla cuando se los toca...

Breve lección de física aplicada a los seres humanos

ENERGÍA POTENCIAL Y ENERGÍA CINÉTICA La Energía Potencial es la energía que posee un cuerpo debido a su altura. La Energía Cinética es la que adquiere un cuerpo en función de su movimiento. Ejemplo: Cuando el carro de una montaña rusa llega a la parte más alta de su recorrido, adquiere la máxima energía potencial. Cuando ese mismo carro se deja caer desde ese punto, la energía potencial se convierte inmediatamente en energía cinética. La Energía Potencial es la energía que posee un ser humano debido a su altura como persona. Es decir, es la capacidad de un individuo para estar a la altura de las circunstancias. O dicho de otro modo: es su potencial humano. Y cuando ese ser humano pone en funcionamiento su potencial, éste se convierte en movimiento. Y ese movimiento, a su vez, tiene efectos constructivos en su propia vida y en la vida de los demás. Sin embargo, de nada sirve el potencial de un ser humano, por mucho que sea, si no se pone en movimiento. El potencia

Cuarto menguante

Él: Desde esta mañana, te noto rara, preciosa. ¿Cómo te sientes? Ella: Pues... triste. Él: ¿Triste? ¿Por qué? ¿Qué te ha pasado? Ella: Nada... Él: ¿Tiene que ver con lo de anoche? Ella: No, para nada. Anoche lo pasé genial contigo. Él: ¿Entonces...? Ella: Es que... ni yo misma lo entiendo bien. Simplemente, estoy triste... pero no hay un porqué. Estoy triste... y ya está. Son cosas de mujeres... Él: Vale, no pasa nada. No necesito entenderlo. Sólo quiero recordarte que estoy a tu lado, para lo que sea.  Ella: Gracias, guapo. [...] ¿Sabes?, es como si me encontrara ahora mismo en una fase de cuarto menguante. Él: ¿Que te sientes como la Luna cuando está en Cuarto Menguante? Ella: Sí... yo lo explicaría así si tuviera que ponerle palabras. Él: Pues eso tiene su lado positivo. Ella: Ah, ¿sí? ¿Cuál? Él: Que dentro de poco entrarás en la fase de Luna Nueva, te renovarás, y luego llegará el Cuarto Creciente. Y volverás a brillar con todo tu esp

No eres como las demás

Última alcachofa del plato: Eh, eh, un momento. ¡Para! Quiero decirte una cosa antes de que me comas. Leandro: Adelante, cuéntame. U. a. p.: ¿Por qué quieres comerme? Leandro: Pues porque estás muy apetecible y porque tengo hambre. U. a. p.:  Pero vas muy deprisa. [...] ¿Sabes una cosa?, he observado detenidamente cómo te has comido a las otras alcachofas. Leandro: ¿Y has llegado a alguna conclusión? U. a. p.: Sí, que vas demasiado directo. Leandro: ¿Directo? ¿Adónde? A. a. p.: Al corazón. Leandro: Claro, porque es lo más tierno y lo que más me gusta. Con ese punto entre dulce y amargo... U. a. p.: Mira, yo soy la última alcachofa del plato, y me gustaría que me comieras de otra manera, si no te importa. Leandro: ¿De otra manera? ¿Cómo? U. a. p.: Pues me encantaría que me quitaras las hojas poco a poco, que las fueras saboreando lentamente, una por una, una detrás de otra, y que sólo al final de ese proceso, cuando yo ya esté completamente ab

María

Año 2015. España. Hospital geriátrico de las Hermanas de la Caridad... Asistente social: Cuénteme, María, ¿cómo empezó todo? María: Hace treinta y ocho años, di a luz a un niño, y una de las enfermeras se lo llevó enseguida. Me dijo que no respiraba y que había muerto... y aunque insistí, nunca más pude verlo. Asistente social: Eso fue en el hospital de la Santa Cruz, ¿no? María: Sí, fue allí. Asistente social: ¿Usted a qué se ha dedicado profesionalmente? María: Pues de pequeña, trabajé en el campo, con mis padres, en el pueblo. Fue muy duro. Éramos muy pobres. Luego, cosiendo para una modista. Y cuando me casé, limpiando casas. Eso fue cuando ya me vine a la ciudad, y hasta hace tres años. Asistente social: Pero usted tiene ahora ochenta años. ¿Ha estado limpiando casas hasta los setenta y siete? María: Sí, el gobierno sacó una ley para actualizar las rentas antiguas de alquiler, sin tener en cuenta las circunstancias de los inquilinos, y tuve que dedi

Terapia de grupo

Javier: Hola... es mi primera vez aquí, en este sitio... Bueno... me llamo Javier, y... he votado cinco veces consecutivas a... a... políticos corruptos. Todos: ¡¡Hola, Javier!! Javier: La verdad es que... no sabía si venir, pero bueno... un amigo que ya se ha rehabilitado me recomendó este grupo y al final... pensé que no perdía nada por intentarlo. (Sollozando) Es que... me siento fatal... como un bicho raro... incomprendido. Lucía: No te preocupes, Javier. Llora. Desahógate. Tómate tu tiempo... Alfredo: Míranos, todos nosotros hemos pasado por ahí, y sabemos lo duro que es tomar conciencia de la situación. Amalia: Sí, es verdad, un buen día te despiertas, y, de repente, te dices: ¡Dios mío!, ¿pero qué he hecho? ¿Cómo he podido votar a políticos corruptos durante años? Y sí, lo reconoces, lo asumes... y te das cuenta de que el mundo no se acaba, que hay más gente como tú, miles de personas, millones... Natalia (terapeuta): Claro que... no todo el mundo tiene e