Padre: Me da la sensación de que Caterina y tú estáis atravesando por un excelente momento en vuestra relación. ¿Cuánto tiempo lleváis juntos?
Hijo: Siete años.
P: ¿Y no habéis pensado en casaros? No deberías dejar escapar a una mujer como ella, hijo mío.
H: Verás, papá, yo pienso que sería absurdo que un astronauta estudiase la carrera de astronauta, o que una persona quisiera llamarse Juan llamándose Juan, o bien que alguien pretendiera que se hiciera de día si fuese ya de día. Es decir, que es absurdo desear algo que ya se tiene, que ya se es o que ya está sucediendo.
P: ¿Y qué quieres decir con eso?
H: Pues que Caterina y yo ya estamos casados, papá.
P: ¡¿Quieres decir que os habéis casado en secreto, sin decirnos nada a tu madre ni a mí?!
H: (Sonriendo) No, hombre, no van por ahí los tiros…
P: Pues entonces, no lo entiendo.
H: Lo que trato de decirte es que Caterina y yo ya estamos casados, literalmente. Es decir, que "casamos” perfectamente, que encajamos, que somos complementarios, como las ruedecillas de un engranaje, que están sincronizadas.
P: No sé si termino de comprenderte...
H: Caterina y yo nos miramos a los ojos y muchas veces ya sabemos lo que el otro está pensando, o lo que el otro siente. De hecho, estamos tan a gusto el uno con el otro que hasta podemos compartir un largo silencio sin que ninguno de los dos se sienta incómodo. Además, vivimos una clase de relación que se basa en el mutuo respeto, en la comprensión y en la libertad, de manera que ninguno pretende controlar ni retener al otro. Lo que compartimos lo hacemos desde la espontaneidad y no desde la necesidad, ni desde la dependencia. Yo me siento pleno y feliz con o sin ella; y ella, igual conmigo. Simplemente, compartimos nuestra alegría de vivir y nuestra abundancia de cariño. Por todo ello, cuando estamos juntos, somos un todo. Somos dos corazones que, sin buscarlo, laten al mismo compás. A eso lo denomino "estar casados". Y para experimentar la seguridad y la plenitud que nos proporciona ese estado, no necesitamos ningún documento, ni compromisos, ni demostraciones ante nadie.
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