Diario de Ainhoa
18 de mayo de 2015
Querido Papá:
Hace menos de cinco días que te fuiste y no sabes cuánto te echamos de menos: Paula, Nela, y, sobre todo, yo. Se nota que no estás en casa, porque nadie más que tú canta en inglés bajo la ducha, ni nadie hace bromas tan divertidas como las tuyas, ni nadie me abraza con tu fuerza y comiéndome a besos. Ni nadie, más que tú, me dice: "¡Ay!, mi princesita preciosa".
Sí, te echo de menos, papá. Mucho, mucho. Ni te lo imaginas.
Sé que estás en el cielo y que allí eres feliz. Lo sé. Siempre rodeado de nubes, con esos nombres tan extraños que me explicaste: cúmulos, nimbos, estratos, cirros... Pero cuando a los niños del cole les digo que las nubes tienen nombre me miran raro, como si estuviera loca. Bueno, qué sabrán ellos de nubes...
Recuerdo que una vez me dijiste que cuando eras pequeño tu sueño era volar como un pájaro. Pues ahora tu sueño se ha hecho realidad. Ahora ya puedes volar, y subir hasta el infinito, hasta lo más alto. Más alto que los rascacielos más altos. Más alto que las montañas más altas. Más alto, incluso, que los propios pájaros cuando vuelan.
De todos modos, me pregunto si podrás vernos desde allá arriba. Si nos verás como hormigas pequeñitas. Si podrás distinguirnos a Paula, a Nela y a mí de las otras niñas del barrio, o si te pareceremos todas iguales. ¿Sigo siendo tu princesita preciosa? Porque tú sigues siendo el padre más guay del mundo.
¿Sabes?, llevo fatal esto de que te hayas hecho piloto.
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