Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de febrero, 2015

Nacionalización del sector energético

Me parece razonable, en el contexto de una economía de libre mercado, que un ciudadano pague cara la adquisición de bienes de lujo, ya se trate de un perfume parisino, un coche de alta gama o un apartamento en Marbella. A fin de cuentas, se puede vivir sin todo eso. Es decir, no se trata de productos de primera necesidad. Pero que un anciano con una pensión de menos de cuatrocientos euros, o bien una madre en paro con dos hijos a su cargo, tenga que pagar como artículo de lujo el agua, la luz o el gas me produce asco, vergüenza e indignación. Es decir, por ubicarnos: en un país como España esos servicios básicos, que las más de las veces son imprescindibles, están en manos de empresas privadas o privatizadas. Empresas que pactan entre ellas precios exorbitantes con el beneplácito y el amparo del gobierno de turno, y que, a la postre, hacen de su capa un sayo. Porque ancha, muy ancha, es Castilla cuando te asocias mafiosamente con un gobierno corrupto que te ríe las gracias, te

La adaptación a lo enfermizo

La capacidad de adaptación al medio es, habitualmente, un signo distintivo de inteligencia en las especies; y, por supuesto, también en el ser humano. Pero, ¿y adaptarse a lo enfermizo? ¿Es un signo de inteligencia... o de mediocridad? Viendo estas fotografías es fácil preguntarse: ¿Hasta qué punto hemos llegado? , o ¿Adónde iremos a parar?  Pero yo me preguntaría, más concretamente: ¿Adónde quiero ir? , o ¿Realmente quiero formar parte de esto, de esta especie de locura colectiva? Desde mi punto de vista, creo que estamos haciendo honor a la era en la que nos encontramos: la Era de las Telecomunicaciones; literalmente. Quizá porque se nos da mejor comunicarnos al amparo de esa distancia, porque ella nos da seguridad y comodidad. Y porque quizá con creciente frecuencia preferimos los emoticonos como un sucedáneo descafeinado de las genuinas emociones que afloran en un cara a cara, o cuando miras a alguien a los ojos. Lo cierto es que amo la tecnología desde que tengo

Intuición femenina

Este mediodía iba en el tranvía y dos hombres sentados detrás de mí mantenían una animada conversación. Uno le decía al otro, jactándose de ello, que aprovechaba ciertas reuniones de su mujer con amigas algunos fines de semana para verse furtivamente con su amante, y que aquélla ni lo sospechaba. Mientras, el otro le decía, entre risas: Eres un fuera de serie . He sentido cierto asco, lo confieso. Yo, para mis adentros, pensaba: o su mujer se hace la sueca, por los motivos que sea (porque le interesa, seguramente), o este hombre nunca la mira a los ojos; una de dos. Porque yo creo que es prácticamente imposible (rescato, momentáneamente, esta palabra del destierro) engañar a una mujer si la miras a los ojos. Creo, decididamente, que las mujeres, en general, poseen una intuición extraordinariamente desarrollada. Mucho más que los hombres. Lo he comprobado muchas veces; muchísimas. Hace unos pocos días, sin ir más lejos, una mujer que me conoce por el Facebook, y que viv

El día de los enamorados

11 de marzo Eida: Cariño, ¿me subes la cremallera del vestido? Aronte: Si eso me da derecho a desabrochártela más tarde, sí. Eida: Bueno, ya sabes que todo lo que sube, tarde o temprano, tiene que bajar... 7 de abril Aronte: Preciosa, ¿a que no sabes que te he preparado mientras ibas a correr? Eida: Por el brillo de tus ojos, diría que... ¡tiramisú! Aronte: A ver, ¿puedes volver a pronunciar esa palabra? Pero muy, muy despacio. 20 de abril Aronte: ¿Por qué has desquedado con tus amigas? Hoy es sábado y tenías una cena importante, ¿no? Eida: No quiero dejarte solo en casa con treinta y nueve de fiebre. Aronte: No te preocupes, preciosa, puedo apañarme; de verdad. Eida: Fiebre... sábado... ¿No quieres que te baile como John Travolta? 30 de junio Eida: Aronte, ¿vas a meterte en la bañera? Aronte: Sí, ¿por? Eida: ¿Tú te acuerdas del Principio de Arquímedes? Aronte: Pues... ahora mismo... no. ¿Por? Eida: Por si quier

La chica del tranvía

Chica: Perdona, ¿hace mucho que ha pasado el tranvía dieciséis? Chico: Hace ya veinte minutos que salió. Chica: Es muy raro que aún no haya pasado otro. Chico: Acabo de llamar a la empresa municipal de tranvías y me han dicho que se ha roto la catenaria a unas tres manzanas de aquí. Tardarán una media hora en restablecer el servicio. Chica: Pues nos vamos a congelar en esta parada. ¿Has visto ese marcador? Estamos a doce bajo cero. Chico: A mí se me ocurren varias maneras de entrar en calor. Chica: Ah, ¿sí? Vaya... ¿Pues te importaría contarme alguna de ellas? Chico: Acércate. Mejor te pongo un ejemplo...

Alfa

Beta: Hoy hace un frío espantoso. No recuerdo un invierno tan crudo como éste... Alfa: Lo soportaremos. Beta: ¿Y qué vamos a hacer con la comida? Empieza a escasear la caza... y la nieve es tan espesa... No conseguimos alcanzar nuestras presas. Alfa: Iremos a cazar montaña abajo. Allí la capa de nieve es más fina. Correremos más rápido. Las alcanzaremos. Beta: ¿Sabes?, tengo miedo. Miedo a la escasez, a vivir en la penuria, a sufrir, a morir de hambre y de frío, lentamente...  Alfa: Nosotros, nuestra manada, vivimos en armonía con La Gran Madre, y como hermanos entre nosotros. Cazamos a los animales más débiles para sobrevivir. Nunca matamos si no es estrictamente necesario. Somos nobles; y, por tanto, merecemos vivir felices y en la abundancia. El Gran Espíritu del Bosque lo sabe, y por eso nos protege y ampara. Siempre lo ha hecho. Así que tenlo presente cuando las dudas y el miedo te asalten. Beta: A veces pienso que nunca seré un alfa como tú. Tengo tanto que