Vía Láctea: Disfruto sintiéndome llena de mundos, de estrellas y planetas, desde los que habitan mi núcleo hasta los que se desperdigan solitariamente por los extremos de mis brazos. Nunca los he contado todos, pero son tan hermosos.
Saturno: Pues a mí me gusta girar y dar vueltas. Observar las rocas que conforman mis anillos, moviéndose lentamente, y brillando con la luz del Sol.
Sol: Dar luz y calor, ese es el sentido de mi vida. Lo que me hace más feliz. Lo que me da plenitud.
Tierra: Y por ello te doy las gracias, Sol, por inundarme con tu amor, y por engendrar la vida en mis entrañas.
América: Yo me siento afortunada por ser un continente y albergar en la vastedad de mi seno ríos, lagos, desiertos y montañas.
Canadá: Te comprendo, América. Yo también me siento afortunada por formar parte de ti, y por esas praderas cubiertas de nieve que me abrigan en invierno, o por los bosques de abetos que perfuman delicadamente mi territorio.
Yukón: Pues yo, si volviera a nacer, elegiría ser nuevamente un río. Porque amo esa fluidez cristalina con la que discurre mi vida, la frescura de mis aguas salvajes, la miríada de peces que recorren mi itinerario, fundirme con el mar...
Lobo: Cuando dices lo de tus aguas salvajes, Yukón, algo se me remueve por dentro. Porque eso es lo que soy, esencialmente: un ser salvaje, que ama la libertad, que ama recorrer la oscuridad de los bosques con mi manada, aullar a coro en las noches de Luna llena, sentir la yerba fresca bajo mis patas...
Humano: Cuando os miro, me doy cuenta de que la belleza está en todas partes. Y que tengo mucha suerte de poder contemplarla con mis ojos. Porque me hace sentir profunda e intensamente vivo.
Universo: Todos vosotros tenéis tanto en común...
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