Ikore: Hoy te noto extraña. ¿Te encuentras bien? Norai: Me siento triste; muy triste. Quisiera morirme. Ikore: ¿Por qué dices eso? Norai: Odio mi vida. Estoy cansada de todo esto. Ikore: No te entiendo, siendo la favorita del emperador. Mírate: cuán hermosa eres, tu porte elegante y distinguido. Mira el noble oro que adorna tu cuello. Las esencias aromáticas que perfuman tu cuerpo. La delicada seda que recubre tu lecho. Las deliciosas viandas que sacian tu apetito. Los guardianes lanceros que velan tu sombra. Y, por si eso fuera poco, El Gran Akora, que te cuida, te mima, te da su cariño; que te ha colocado en un pedestal. ¿Qué clase de mal es capaz de afligirte entre tanta exquisitez? Norai: Es El Gran Akora, el amo y señor de la Península del Noroeste, quien elige el oro que ha de adornarme, el tipo de perfume que ha de impregnar mi pelo, la suerte de sedas que dan vida a mi lecho. Es El Gran Akora, el ungido por los dioses, el que decide cuándo como, cuándo duer
RELATOS, DIÁLOGOS, FÁBULAS, CUENTOS, ENSAYOS, POEMAS, CRÓNICAS, CARTAS Y CORREOS-E, PENSAMIENTOS, REFLEXIONES Y DEMÁS TEXTOS LITERARIOS QUE VOY ESCRIBIENDO EN MI DÍA A DÍA.