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Una historia de amor



Año 2106.

Julia: Koen, fíjate en Lora, date cuenta de cómo lo mira, de cómo le sonríe. Estoy segura de que le ama más que a nosotros.
Koen: Si así fuera, sería comprensible.
J: ¿Comprensible? Pero si nosotros somos sus padres. ¿Cómo puede quererle más a él?
K: Él le cambió los pañales cuando era un bebé, la ha bañado, le ha contado cuentos cada noche, la ha atendido cuando lloraba de madrugada, le ha cuidado cuando ha estado malita y ha sido su infatigable compañero de juegos y de aventuras. Además, cuando ella le ha preguntado algo, lo que fuera, él siempre le ha contestado; nunca le ha dejado una pregunta sin responder. Y cuando alguien ha intentado hacerle daño, él siempre ha estado ahí para defenderla, incluso arriesgando su propia vida. Nunca le ha dicho algo como "No puedo", "No me apetece" o "Estoy demasiado cansado". Y todo eso, entre otras cosas, lo ha hecho siempre con amabilidad y con ternura. ¿Te parece poco?
J: Pero, cariño… si sólo es un robot.

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