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Mostrando entradas de julio, 2018

Los ángeles caídos

Hoy, miércoles, de camino a mi clase de yoga, en dirección a Torrent, en el vagón de metro, un hombre de mediana edad iba dejando junto a los pasajeros una serie de notas que decían tal que así: "No tengo dinero ni casa y tengo que alimentar a mis hijos. Por favor, pido una ayuda para poder comer y vivir. Muchas gracias". El buen hombre se acercaba a nosotros con la cabeza medio agachada, muy humildemente. Y con un tono de voz muy bajito, y muy educadamente, como para no molestar en absoluto, conforme colocaba la nota a nuestro lado, decía a cada pasajero: "Buenas tardes. Gracias", y sonreía discretamente. Después de dejar como diez o doce de esas notas, el señor ha vuelto al poco rato para recogerlas, pero ninguna estaba acompañada de monedas. Ni una sola. De hecho, nadie le había mirado a la cara. Como si no existiera. A la espera de su parada, el hombre, sofocado por el calor y visiblemente derrotado por las circunstancias, se apoyó en una vent