Si la cara es el espejo del alma, yo diría que los ojos son su ventana. La ventana por la que aflora la realidad interior de quien tenemos delante, y la ventana por la que podemos asomarnos a los paisajes que conforman ese alma y contrastar sus luces y sus sombras. Tal vez por eso, son escasas las personas que aguantan la mirada cuando hablan con las demás, y quizá por eso, también, son pocos los que se atreven a mirar abierta y desinhibidamente a los ojos de su interlocutor. Nosotros podemos serlo más o menos, pero nuestra mirada, irremediablemente, nos delata y nos hace sinceros. Que se mantenga firme y segura, clavada en los ojos del otro, o que oscile huidiza o caiga al suelo dirá mucho de quien esté detrás de ella, y, a buen seguro, pondrá de relieve sus intenciones, cualesquiera que éstas sean. Efectivamente, hay miradas turbias que esconden oscuros propósitos y miradas limpias que denotan claridad y transparencia... a imagen y semejanza de sus dueños. Pero l
RELATOS, DIÁLOGOS, FÁBULAS, CUENTOS, ENSAYOS, POEMAS, CRÓNICAS, CARTAS Y CORREOS-E, PENSAMIENTOS, REFLEXIONES Y DEMÁS TEXTOS LITERARIOS QUE VOY ESCRIBIENDO EN MI DÍA A DÍA.