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Mostrando entradas de octubre, 2013

Mirando a los ojos

Si la cara es el espejo del alma, yo diría que los ojos son su ventana. La ventana por la que aflora la realidad interior de quien tenemos delante, y la ventana por la que podemos asomarnos a los paisajes que conforman ese alma y contrastar sus luces y sus sombras. Tal vez por eso, son escasas las personas que aguantan la mirada cuando hablan con las demás, y quizá por eso, también, son pocos los que se atreven a mirar abierta y desinhibidamente a los ojos de su interlocutor. Nosotros podemos serlo más o menos, pero nuestra mirada, irremediablemente, nos delata y nos hace sinceros. Que se mantenga firme y segura, clavada en los ojos del otro, o que oscile huidiza o caiga al suelo dirá mucho de quien esté detrás de ella, y, a buen seguro, pondrá de relieve sus intenciones, cualesquiera que éstas sean. Efectivamente, hay miradas turbias que esconden oscuros propósitos y miradas limpias que denotan claridad y transparencia... a imagen y semejanza de sus dueños. Pero l